Por: José María Velasco
El Incidente de Isaac Ezban es una propuesta mexicana arriesgada, valiente, renovada y diferente a lo que se está acostumbrado tanto a crear (por parte de los directores y productores) como a ver en México. Es una película de un género que no se hace muy a menudo (por no decir nunca) en nuestro país como lo es el de ciencia ficción y que tuvo su estreno comercial en septiembre del 2015 pasando antes por una exitosa exhibición en festivales nacionales e internacionales como Cannes, Sitges, Festival de Guanajuato, Fantastic Fest, Mórbido, entre otros.
La temática de la película gira en torno a dos historias. La primera sobre Carlos (Humberto Bustos) y Oliver (Fernando Álvarez) que tratan de escapar mientras son perseguidos por el detective Molina (Raúl Méndez). En medio de la persecución Molina intenta detener a los hermanos y dispara dándole en la pierna derecha a Carlos seguida de una misteriosa explosión. Una vez detenidos los personajes junto con el policía se dirigen a la salida pero descubren que se encuentran atrapados en la escalera del edificio de forma infinita, con una trayectoria sin salida que va del noveno piso al primero de manera inverosímil, fantástica y anormal.
Algo similar ocurre en el segundo relato, donde Sandra (Nailea Norvind) junto con sus hijos Daniel (Gabriel Santoyo) y Camila (Paulina Montemayor), acompañados por su pareja en turno Roberto (Hernán Mendoza) inician un viaje de seis horas por carretera. En el trayecto la niña sufre un ataque de asma, mientras intentan regresar a casa se oye de nuevo una extraña explosión que da paso a la sucesión de permanencia infinita en la carretera, y que se prolonga de forma circular de modo angustiante, haciendo del plácido viaje familiar un episodio de terror y degradación incontenible.
En este largometraje se perciben algunos de los gustos temáticos del director como la dimensión desconocida, la ciencia ficción, mundos paralelos, relatividad, donde el pasado, presente y futuro se presentan de manera infinita, acompañados por la desesperación, delirio e incertidumbre que son sentimientos transmitidos por los personajes, en historias que parecen no tener fin que desafían la leyes del tiempo y espacio, dos relatos fantásticos simultáneos que se unen al final y cuyo punto en común es la experiencia alucinante de personajes atrapados en una espiral.
One Comment
Muy buena observación; que no se diga que en México no hay gente creativa, que además proyectan sus ideas con el mayor profesionalismo posible. Dejar a un lado el realismo (que son los temas más recurrentes de los directores) para echar a volar nuestra imaginación (: