Pyewacket o Espíritu del mal es la más reciente cinta del director canadiense Adam McDonald, quien aquí se dedica a buscar o tal vez busca hablar de la brujería y los demonios, aunque tenemos que admitir que no siempre es bueno el resultado.
Pyewacket fue descubierto en el año de 1647 por el cazador de brujas, Matthew Hopkins, viéndolo por primera vez en un grabado tallado en madera. Se dice que Pyewacket es el nombre de un demonio ‘familiar’ de una de las brujas que capturó. El Pyewacket en el mundo de las brujas se considera un animal acompañante que todo el tiempo camina junto a su amo.
Teniendo claro el nombre uno se imagina que será un recorrido oscuro en el bosque que buscará a su bruja para salir el mundo y volver a vivir en él, pero le queda muy grande el nombre al director.
La historia se centra en una adolescente ante de la oscuridad, el metal y lo sobrenatural con un grupo de amigos curiosos pro ese mundo. Su vida va teniendo cambios repentinos desde la muerte de su padre, la depresión de su mama y un inesperado cambio de casa muy cerca del bosque.
Eso es solo el preámbulo a lo que sucederá entre su complicada situación se acerca a un escritor de libros de magia negra y como toda adolescente practica esos hechizos sin respuesta alguna, hasta que un día se enoja tanto con su madre que el ritual que elige para matarla parece surtir efecto, provocando una persecución y arrepentimiento.
Todo un cliché del cine entre la Bruja de Blair, Jóvenes Brujas e It Follows, el intento de hacer una película para teenagers se quedo en eso, sin suspenso, sin miedo, sin una historia que atrape desde el principio, tarda en arrancar y al final te quedas esperando más.
