La Sangre es un himno a la soledad en todas sus formas. O tal vez un antídoto contra ella. Hela San habla sobre el vacío y la monotonía de la cotidianidad, el aislamiento y las formas como podemos huir de él, y de cómo la realidad se desdobla y a veces no sabemos si estamos viviendo o soñando.
Habla también sobre los caminos que hemos tomado y lo que pudimos haber hecho distinto; sobre la nostalgia por cosas que pudieron haber ocurrido pero que por un sutil giro terminaron en otro lugar. Sin embargo, La Sangre también es calma, esperanza y la certeza de que incluso dentro de la oscuridad hay algo de luz.