Colaboraciones

Una noche de mágica y emoción se llevó a cabo en el Auditorio Nacional

Tenemos que admitir que somos unos fanáticos intensos de Harry Potter y por eso nos emocionamos mucho cuando se dio a conocer que el 9 y 10 de Junio se presentaría la película de «La Piedra Filosofal» en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México y que de paso la Orquesta Internacional de las Artes interpretaría la música que John Williams compusiera para esta y emocionara a más de un nerd.

La noche llegó y apenas ibamos llegando a Reforma cuando el ambiente se empezó a sentir; desde las calles llenas con personas vestidas como magos, hasta el fan que llamaba muggle a los que salian del trabajo, la mercancia con personajes de Harry Potter y la gente levantando sus varitas para demostrarnos que siempre es buen momento para hacerlo y más cuando hay más como tu.

Llegamos a tiempo al Auditorio y vimos que el lobby estaba lleno ya que todos estaban formados para tomarse la foto en el póster de la película o discutiendo de la película, es más, si te acercabas a alguien muy de cerca podías escucharlos intentar decir algún truco o reirse de la vez que Ron fue corregido por Hermione por no saber decir Wingardium Leviosa (tampoco yo lo sabía pronunciar).

De repente dieron la tercera llamada y por arte de mágia todos desaparecieron, por lo que corrí hacía mi lugar y vi a todos bastante callados en el lugar sin hacer ningún ruido. En seguida llegó el maestro de la orquesta y le pidió a todos los asistentes que hicieran ruido, se emocionaran, lloraran y gritaran porque ahí se iban a divertir, por lo que en seguida empezaron los gritos de emoción y más cuando empezó a nombrar las 4 escuelas de Hoghwarts (en Slytherin todos se quedaron un poco callados, quien sabe porque).

En cuanto las primeras notas de la película salió junto al titulo el mundo se volvió loco y es que esto había marcado la infancia de varias personas, bueno, creo que la adolescencia porque ya ibamos algunos que estabamos bastante grandes y que recordabamos irla a ver al cine vestidos o con nuestras bufandas…. si, no era el único que lo hizo.

La película transcurrió como uno lo esperaria, gritos cada vez que salía un personaje principal como Hermione, Ron o Harry, lágrimas y aplausos cuando salió Snape y Dumbledore. chiflidos y gritos de «Uy que miedo» cuando Voldemort hizo su gran aparición al final y una que otra porra cuando la se mencionaba a Gryffindor. Algo maravilloso fue la entrega del público y el respeto que le dieron a la orquesta, quienes dieron todo en cada nota y que con su música provocaba emociones que pocas veces tenemos en el cine al escuchar la música.

La noche cerró con algunas sorpresas bastante emotivas y que me hizo darme cuenta que este tipo de eventos no es solo para el fanático intenso sino para todo el mundo, la emoción de los padres al ver las películas no se puede describir y los niños jugando a hacer mágia o recitando sus partes favoritas provocan escalofrios porque es una historia que ha sobrevivido a los años. Cada persona que ha visto Harry Potter tiene una anécdota que contar y te hace tener un flashback tipo Ego en Ratatouille.

Harry Potter es más que mágia, es emoción y saber que existe un mundo allá afuera que probablemente nunca conozcamos, pero que existe y que hay más como nosotros que creemos en eso.

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