El punto de una odisea es volver a casa cambiado, siendo la misma persona, pero profundizada de alguna manera, más sabia y mejor, luciendo con orgullo las cicatrices del viaje.
El nuevo álbum de Bass Drum of Death, Say I Won’t, es el resultado de un viaje que llevó al cantante y director de orquesta John Barrettde un pequeño pueblo de Mississippi por todo el mundo y de vuelta a casa. La música sigue desgarrando, con guitarras y tambores reventados y melodías más pegajosas que nunca, gritadas con el aullido característico de Barrett. Pero la música suena diferente ahora, más en paz consigo misma, impulsada por un nuevo carisma. Say I Won’t es el disco de una banda veterana que encuentra su ritmo y se apoya en él, eliminando el exceso y encontrando el núcleo crudo de su sonido.
Say I Won’t, el quinto disco de la banda, llega en un momento de cambio masivo para Barrett, que se mudó de Nueva York a su ciudad natal de Oxford, Mississippi, durante la pandemia. El disco también es un regreso a casa diferente, con la banda reincorporándose a Fat Possum, también ubicado en Oxford, el sello que lanzó su primer disco GB City en 2011.