Almodóvar es un cineasta que siempre logra cautivar al público con sus musas sean hombres o mujeres llevan su sello. Sus colores que distinguen sus tomas se han vuelto su marca.
Dolor y Gloria dicen muchos es su regreso triunfal al cine, podría ser, para nosotros es ese Pedro que pocas veces muestra, vulnerable, siempre hemos visto su inmenso amor por su madre y guiños muy obvios a su curiosidad por las relaciones humanas entre los géneros.
Antonio Banderas lleva el peso de la cinta en la que lo vemos ser un cineasta recordando sus memorias y claro a su madre protagonizada por Penelope Cruz, ese juego entre el pasado y el presente logra llevarte a sus más profundos miedos y dolores.
Almodóvar deja al descubierto su esencia primaria en ese niño que creció amando el cine y logro tener una carrera exitosa, sobre todo amando y conservando ese recuerdo que le carcome cada día con la necesidad de ser escuchado y liberado de la agonía de sus días sin sus amores.
Las adicciones, textos sn ser leídos, cuadros y una Rp que constantemente lo está apoyando para no hundirse parecieran no ser suficientes para Salvador, Antonio Banderas, se ve cómodo dentro de los dolores del personaje, dejándonos ver su misma madurez.