Cuando 20th Century Fox anunció que adaptaría el videojuego Assassin’s Creed a la pantalla grande muchos nos emocionamos y es que estábamos esperanzados de que por fin habría una especie de deuda saldada luego de muchos fracasos en el ramo, todo iniciado por una infame adaptación de Mario Bros.
Posteriormente se dio a conocer que el director Justin Kurzel trabajaría nuevamente con Michael Fassbender y Marion Cotillard para llevar esta historia y en donde tomarían como referencia el mismo estilo que habían realizado con Macbeth, incluso usarían la misma base que el videojuego y respetarían el idioma español de la Inquisición Española para complacer al fan.
El día del estreno llegó y tenemos que admitir que no cumplió lo que prometía y no es porque las coreografías no estén bien hechas, sino que es una historia que tarda una hora en arrancar y en donde nos tienen que explicar con peras y manzanas que es lo que estamos viendo, luego tenemos que aguantar nuevamente a Fassbender intentar resolver sus demonios internos para hacer algo interesante, tenemos grandes momentos de acción pero no son suficientes para justificar el lento ritmo que Kurzel le impregna al proyecto, incluso los colores de la fotografía la hacen tediosa y tan aburrida que no es complicado ver a más de uno cabecear.
También hay que decir que los fanáticos de la saga sentirán placer en algunas partes de la cinta ya que verán plasmadas varias cosas del videojuego, verán a sus personajes favoritos y tendrán clases de historia por si se les habían olvidado, es más, les dan el gusto de dejarles un final de abierto en donde les prometen más secuelas (crucen los dedos que le vaya bien en taquilla sino se quedarán con las ganas).
Esta es una adaptación para los fans, pero si van con alguien que nunca ha jugado prepárense para escuchar quejas, algunos ronquios y verlos comer todo lo que tienen a su alcance para no desesperarse.
Gracias a una tecnología revolucionaria que permite el acceso a los recuerdos genéticos, Callum Lynch (Michael Fassbender) revive las aventuras de Aguilar, un antepasado suyo que vivió en la España del siglo XV. Así descubre que es descendiente de una misteriosa organización secreta, los Asesinos, y que posee las habilidades y los conocimientos necesarios para enfrentarse a la poderosa y temible organización de los Templarios en la época actual.
