Tenemos que decir que nuestro niño interior se emocionó como loco cuando se dio a conocer una nueva película basada en Jurassic Park y que el propio Spielberg estaría a cargo del proyecto como productor, al final tuvimos que ir al cine esperando lo mejor y tenemos que admitir que salimos satisfechos, aunque no totalmente felices.
La trama es simple, se construye un nuevo parque temático de dinosaurios que tienen que ser modificados genéricamente debido a que los niños y jóvenes de la actualidad ya no se sorprenden con nada debido a la tecnología y su «Ya lo vimos todo». Todo transcurre normal hasta que un dinosaurio con base T-Rex y mezclado con todo tipo de cosas se escapa de su jaula y provoca el temor de todos los asistentes, provocando que una chica fria (Bryce Dallas Howard) y un experto chistoso (Chris Pratt) sean los encargados de arreglar el desorden.
El problema de la cinta es que a pesar de que tiene un argumento sencillo y personajes carismáticos, esta simplemente no termina de despegar o darnos secuencias reales, aunque si llenas de acción. Por un lado vemos al personaje de Bryce correr con tacones por toda la película y nunca lastimarse ni una uña, mientras que Pratt usa la película como audición para ser el próximo Indiana Jones y desperdicia al científico que podría llegar ser, los jóvenes provocan toda la acción pero no dejan de ser cuadrados y presentarnos el clásico problema de «El hermano mayor que no se lleva con el menor pero lo quiere porque es su hermano».
Las cosas rescatables son las referencias a la película clásica, Jake Johnson haciendo bromas sobre la tragedia, los dinosaurios que siempre son sorprendentes y los últimos 30 minutos de la cinta.