Ya que hemos rendido oración al dios del sol, nos disponemos a emprender el regreso a Tajin, con ese montón de puestos de comida, cervezas, artesanías, ir y venir de carros llenos de curiosos por el concierto de esta noche.
Desde Papantla al parque son escasos 10 minutos en transporte público, la cual es una gran ventaja ya que nos deja justo en la entrada, como parte de este guaje hay que sacrificarse y probar las cervezas frías y la comida que nos ofrecen.
Dentro del parque aprovechamos para meternos a algunos de los talleres que ofrecen. Como uno de los robots es medio niña decidió hacer flores con hojas de tamal, poniendo a prueba sus habilidades manuales; también se pueden hacer papalotes, ,sacaras, hasta clases de jarana para tocar un delicioso Son Jarocho.
Seguimos nuestro recorrido en el nicho de los artesanos, donde encontramos un sin fin de artículos hechos con material de la regional y el delicioso aroma a vainilla. Uno se puede volver loco de ver tantos colores y formas así que tengan cuidado.
Como no somos de palo y ya nos dio hambre, vamos al nicho de la comida con harta variedad de alimentos, pero nos distrajimos con una zona que no conocíamos y ese es un restaurante que ofrece un menú amplio de comida de la región y que cuesta con menos de $100, además de que quedas muy satisfecho, y sí, ahí conocimos el atole de Jamaica, tienen que probarlo.
Se acerca la hora para que toque la primer banda que es originará Veracruz, Sak Tzevul, quienes solo cantaron una canción en español, lo demás del set era en totonaca, nos sorprendió su sonido muy ubicado en rock duro sin llegar a aturdir, con la curiosidad de saber mas de sus letras. Estos chicos tienen toda la actitud.
Llego el turno de volver a ver a The Goastt, banda de Sean Lennon y que vimos en el Corona, esta vez visita Cumbre y prometía, pero la verdad es que sigue manteniendo el mismo estilo de su padre, inclusive con las mismas melodías. Lo más rescatable es Charlotte, quien marca una diferencia.
Sin amargarnos nos damos la oportunidad de aplaudirles y disfrutar su música, seguimos con una novedad para nosotros, The cold and love, que no trajó su sonido fresco y accesible a los oídos que buscan variar un poco su ritmo.
Cada vez se acerca mas para ver a The Flaming Lips, quienes llegan con su increíble producción y show lleno de globos, luces, disfraces, instrumentos. Se ve que les gusta la fiesta.
Wayne Coyne se asoma de vez en cuando y la gente se vuelve loca, por fin después de la espera salen de la nada y empiezan a aventar enormes globos de coloeres, texturas y sonidos, eso demuestra que no tenemos que drogarnos para viajar tan lejos.
Un arcoiris, hongos, un sol, hormigas reynas, un astronauta que brinca al ritmo de la batería, en cada canción había una escenografía, una estructura de globos metálicos que decia «Fuck Yeah Cumbre Tajín», que aventaron al público y que destrozaron como cavernícolas.
Un poca mas de una hora de show, mejor que el festival de primavera de la primaria. Cantamos, brincamos y volvimos a ser niños, mas cuando se aventó al público en su burbuja, lo mejor de lo mejor. Son fantásticos en vivo.
La multitud se vuelve loca en la espera de Incubus, que aún recuerdo esa primera vez que los vi en la explanada de Estadio Azteca junto a Iggy Pop. La gente empieza el conteo 5, 4, 3, 2, 1… Gritos y empujones para llegar hasta el frente, «Brandon hazme un hijo» se escucha, mujeres desquiciadas, no es broma realmente sucedió.
Los primeros batacazos, la guitarra suena y «Wish you were here», vieja muy vieja canción, todos la cantan, pronuncian muy bien.
Toda la banda muy emociona y Brandon solo dice «Muchas Gracias» . La música sigue y sigue, no sabes quien canta. Clásicos y canciones nuevas, su público los ama, no lo podemos negar escucharlos hace que la piel se te enchine.
Una noche mágica en Cumbre Tajín.
Los robots se van a recargar las baterías.
- Fotos Cortesía Cumbre Tajín