Una de las grandes sorpresas de los Globos de Oro fue la victoria de 1917 a mejor película y la cara de todos fue de ¿En verdad está película era mucho mejor que las demás competidoras?. Pues tenemos que decirles que si y mucho se debe a la fotografía de Roger Deakins que nos hace sentir parte de esta guerra y sobretodo ver en primera persona lo que estos personajes sufren.
Pero vámonos por partes; la cinta sigue a dos jóvenes soldados británicos, Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman), quienes reciben una misión aparentemente imposible. En una carrera contrarreloj, deberán atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un mortífero ataque contra cientos de soldados, entre ellos el propio hermano de Blake.
A parir de ahi la película inicia con esta cámara que empieza a seguir a estos dos jóvenes mientras atraviesan la zona de seguridad de Gran Bretaña a campo enemigo y en donde experimentan en carne propia lo que es la guerra, podemos ser testigos de sus miedos y sufrimientos, escuchamos las bombas como si hubieran caído a nuestro lado, sentimos el ahogarnos y eso es lo que logra tanto Roger Deakins con la cámara tanto Mendes en la dirección.
Si, probablemente es una historia que ya habíamos visto antes, pero nunca lo habíamos sentido tan personal, nunca habíamos estado tan desesperados y gritando porque nuestros héroes cumplieran con su objetivo, probablemente una cinta que veremos con amor porque por primera vez estuvimos ahí y nuestras butacas rasguñadas son testigo de eso.
