David Núñez en la guitarra, voz y Giovanni Tejeda en bajo, voz conforman el duo llamado Dalia, que encuentra sus raíces en el rock alternativo de los años noventas, con riffs de guitarras que hacen un eco poderoso en quien escucha, acompañado de acordes melancólicos, que hace un juego limpio con las potentes líneas de bajo y la convierten en protagonista del proyecto.
Inspirados por el legado del rock en español, Dalia compone sus letras con una mirada introspectiva hacia la vida, cuestionando aspectos de la existencia, las formas de pensar y los vaivenes del desamor que rompen corazones y mentes. La música de Dalia es un viaje emocional que invita a la reflexión e introspección.
Dalia ha conseguido traspasar barreras en los escenarios que pisa, siendo consecuencia de esto grabar en la ciudad de Monterrey, Nuevo León gracias al interés de productores regiomontanos en su música.
Tanto David y Giovanni, se encuentran en una constante búsqueda de un sonido propio, aprovechando cada oportunidad que los lleve a un crecimiento y profesionalización. Explorando melodías, estructuras y tomando al bajo como uno de los instrumentos principales.
Después de cuatro sencillos estrenados en plataformas digitales, Dalia se encuentra grabando su disco debut, estrenando a lo largo del año los sencillos que lo acompañarán. En esta ocasión presentan «AMADA» , como parte de este trabajo discografico.
La narrativa lírica que cuenta AMADA, es la historia de una persona que observó como alguien, que alguna vez amó, a pesar de todos los esfuerzos, las palabras dulces que dedico hacia su ser amado, resultaron ser vacías y superficiales. Porque el amor verdadero no se construye con promesas vacías. El sentimiento de frustración y a su vez, de tranquilidad, se pueden ver reflejado en la voz de sus creadores, una canción que transmite estos sentimientos de forma directa y concisa.
AMADA es una montaña rusa de emociones, nos lleva de la tranquilidad a la desesperación. La intensidad que encontramos en ella, mucho tiene que ver con el juego de la guitarra y el bajo, en su punto más alto, explota a la par, creando una atmósfera violenta y desgarradora. Abriendo a su paso unos coros resilientes, abrazando a la perfección la superación y aceptación.