Colaboraciones

Mis mejores días y como el amor puede llegar a asfixiarnos

Nadie como lo franceses para hacer películas de amor intenso, de esos que te dejan marcado por el resto de tu vida hasta el punto de asfixiarte sino lo pierdes, que difícilmente volverás a vivir o por lo menos eso se muestra en la cinta Mis Mejores Días de Arnaud Desplechin.

La cinta nos presenta a Paul Dédalus (Mathieu Amalric), un hombre que regresa a París después de muchos años de ausencia, pero en el camino es detenido en la aduana, ahí es donde comenzamos a conocer a este hombre. Tan complejo y sencillo como puede llegar  a ser quien amo de esa manera a Esther, pero ella entra hasta la parte que lo marcará por el resto de su vida.

Esther (Lou Roy-Lecollinet) es una chica tan bella y etérica como es la adolescencia, con sus propios conflictos, usando la única herramienta que tiene el poder de controlar a los hombres.

Paul y Esther se llevan pocos años, él busca lograr sus metas, ella pasarla bien. Cuando empeza el coqueteo no saben hacía donde van a ir, rebeldes y toscos, encuentran como su juego va más allá convirtiéndose en inseparables creyendo que su amor es invencible.

Se torna en un ir y venir de miedos, inseguridades, traiciones, desinterés pero con esas chispas de pasión que tiene el primer amor. Paul va recordando esos días lleno de besos y caricias, las despedidas eran llenas de lágrimas hasta asfixiar su dolor con otros cuerpos.

Los recuerdos siguen ahí tan frescos que logran alterar a Paul con el menor movimiento.

Mis mejores días, sí, así son esos recuerdos que hacen que nuestro corazón vuelva alterarse y las pasión vuelvan a sobrepasarnos queriendo regresar a ese momento, pero ya es tarde.

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