Colaboraciones

Música de colores. Los primeros 50 años de The Pink Floyd

En febrero de 1965 el grupo comenzó a usar el nombre The Pink Floyd, aunque en algunas ocasiones se presentaban todavía con su antiguo apelativo de The Tea Set.  En el transcurso de febrero grabaron un demo de 45 rpm que de un lado lleva impresa Lucy Leave y del otro I’m A King Bee; ninguno de estas rolas tempranas fue editada comercialmente. La alineación del grupo era: Roger Waters, Syd Barret, Nick Mason, Richard Wright and Rado ‘Bob’ Klose, quien dejó a la agrupación en la primavera de ese año.

The Pink Floyd es uno de los grupos revelados por la música psicodélica inglesa. Conjuntos como The Soft Machine, The Crazy World of Arthur Brown, Tomorrow y otros nombres y sonidos que escapan a la memoria del redactor, pasan del underground londinense a la relativa fama de clubes como el UFO, que según su fundador, S. Miles, “UFO es la boite de la gente que lee. Hemos intentado crear un ambiente diferente al de los demás clubs. Intentamos favorecer cualquier clase de espectáculo que provoque una sacudida, una sensibilización interior”.

En el lugar se ofrece música experimental, proyecciones de vanguardia en las que los iniciados pueden ver de nuevo  El Perro Andaluz, de Luis Buñuel o films underground neoyorquinos de Andy Warhol. Todas las experiencias audiovisuales están divididas en partes por actuaciones de grupos de nombres exuberantes. Esta cueva paradísiaca repleta de cibaritas, dónde las fiestas psicodélicas hacen olvidar a los hippies ingleses el universo de la “grey peolpe”, estrenó sus instalaciones remodeladas y reacondicionadas el 31 de diciembre de 1965 en una fiesta-concierto que tuvo como principal atracción a un grupo joven, desconocido del gran público, pero habitual en el circuito underground londinense: The Pink Floyd.

Aquí abajo van a encontrar el link para que disfruten de un documental que revive algunas de esas épicas noches en el UFO con la formación original del grupo: Barret, Waters, Wright y Mason:

Los Pink Floyd aparecen por primera vez en la prensa a principios de 1966, en un texto escrito por Barbara Walters para un períodico de Cambridge; la banda interpreta principalmente rhytm and blues. En esa época Roger Waters declaró: “El rock es simplemente un ritmo (beat) sin expresión real. Tenemos que admitir, por el contrario que el rhytm and blues constituye la base del rock original”. Su nombre es una amalgama de los nombres de los músicos de blues Pink Anderson y Floyd Council.

Los Pink Floyd de los primeros tiempos tienen mucha necesidad de la fuerte personalidad de Barret para afirmar su propia personalidad. Lograron firmar un primer contrato con E.M.I. para grabar dos sencillos ambos escritos por Barret: “Arnold Layne” y “See Emily Plays”.  El primer manager del grupo, Andrew King, dijo años después: “La asociación Mason-Waters-Barret-Wright era verdaderamente disparatada. Syd era estudiante de la Escuela de Bellas Artes de Camberwell, Wright aprendía música en no sé qué conservatorio, y Mason y Waters eran estudiantes de la Escuela Politécnica de Regent Street. Se debe al temperamento artístico de Syd Barret que el grupo pudo encontrar su camino”.

Los Pink Floyd, apasionados de la electrónica y la ciencia ficción, comienzan a triturar el sonido de sus intrumentos y a experimentar con las técnicas de grabación y reproducción del audio, aprenden los secretos de la cámara de eco y de la reverberación. Su performance totalmente psicodélico lleva por nombre “Pink Floyd Filmes and Madness”. Chris Wech, reportero del Melody Maker escribió un artículo que tituló: “Progressive Pop”, en el que premonitoriamente señaló: “Los grupos de vanguardia son los más interesantes porque pueden marcar la pauta de lo que puede llegar a ser la música popular”.

El link que esta aqui arriba es para ver y escuchar el lado A, con la clásica rola “See Emily Plays”, aquí abajo esta el link para ver y escuchar Arnold Layne, que llegaron al Top 10 y Top 20, respectivamente de Gran Bretaña. Barret también escribió las canciones de su primer album de 33 RPM, en aquellos años llamados LP’s: The Piper At The Gates Of Down, que llegó al número 6 en las listas británicas.

No es por casualidad que The Pink Floyd se convierte en el grupo más popular del underground psicodélico de Inglaterra. Los demás grupos de vanguardia no alcanzan el grado de cohesión y eficacia al que llegaron bajo la dirección artística de Syd Barret. El 5 de enero de 1967 el grupo se presenta en el célebre escenario del Club Marquée, donde tiene lugar un performance totalmente psicodélico. El show, que se llamó “Music in Colour”, será presentado a una audiencia masiva el 17 de enero a las 8 de la noche en el Instituto de la Mancomunidad Británica, en Kensington. Este concierto, todavía recordado por aquellos que tienen edad y memoria en Gran Bretaña, catapultó al grupo a un lugar de relevancia en la música popular inglesa.

El espectáculo justificó plenamente su nombre: Música en colores. Multidemensional mezcla de sonidos e imágenes con una notable eficacia. Desde su época en la escuela de arte Barret había estudiado las técnicas de los juegos de luces, los colores armonizados con la música difundida a todo volumen. Contrataron a un proyeccionista, Jo Cannon, quien junto a Syd pusieron los cimientos de una nueva forma de espectáculo de masas. Son los primeros en comprender que para bien o para mal, para distraer o para interesar, es necesario la creación de un espectáculo completo en el que la retina y el tímpano encuentren algo diferente que transmitir al cereebro y de ahí al resto de los sentidos.

Esa es la importancia histórica de los primeros espectáculos del Pink Floyd. De hecho, en el performance del 17 de enero el público fue forzado a presenciar este nuevo tipo de show: El volumen sonoro fue elevado al límite de la soportable, las entonces recientes invenciones de técnicas electrónicas para modificar el sonido, ecos, distorsión, efectos físicos y grabados, son utilizados de modo sistemático con una preocupación estética por innovar.

El entorno sonoro es ofrecido en medio de un “ambiente alucinante” en el que estroboscopios, proyecciones giratorias, luz negra, spot lights y lámparas con flores y pantallas, cautivan la vista. Toda esta parafernalia subraya el universo del grupo, que se sumerge hasta el límite extremo de lo posible, en un mundo en el que luchan los demonios interiores con los delirios inducidos por la psicodelia, las fiebres cósmicas y los sueños de ciencia ficción. Este happening artístico exige la participación del espectador, cautivado por una meticulosa y programada alteración de sus sentidos, por la música a colores de los entonces jóvenes integrantes del Pink Floyd.

 

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