Hace unos años, DC Films anunció una reestructuración en sus proyectos tras el fracaso en la crítica de los proyectos hechos de Zack Snyder (Man of Steel, Batman v Superman y Justice League), sin embargo uno que se mantuvo sin grandes cambios fue Shazam y es que está desde el principio fue tomada como una historia aparte en donde el novato director David F. Sandberg tendría que contar la historia de un niño que obtiene sus poderes a través de un mago y cuya misión es hacer el bien sin perder su inocencia.
Para esta tarea el estudio convocó a un montón de adultos que pudieran tener esta capacidad de sorprenderse con todo y tener un cuerpo digno de superhéroe, tarea complicada y al mismo tiempo que sería emocionante. El resultado los llevó a Zachary Levi, quien a inicios de su carrera interpretó a un nerd de computadoras que se volvía un espía en Chuck, pero que tomaría más fama como uno de los amigos de Thor, por lo que era perfecto.
Ahora finalmente la película está en pantallas y tenemos que decir que esta historia de Geoff Jones, quien trajo al personaje a las nuevas generaciones durante los New 51, no decepciona ya que mezcla perfectamente esta parte de ser un niño rebelde pero que siempre verá con su familia con las responsabilidades de tener la fuerza de Hercules y Superman, sin contar que por fin podemos ver como será tomada la magia en este universo.
La cinta es ligera, con bastantes bromas y en donde olvidamos por un momento que estamos viendo una cinta con mucho menor presupuesto que sus antecesoras, en donde el movimiento de cámaras es bastante accesible y en donde el carisma de Levi sale a golpe en cada minuto de pantalla, aunque tampoco sin quitar de lado el gran trabajo de sus compañeros mucho más menores.
Mark Strong demuestra una vez más lo buen villano que es (interpretó a Siniestro en Green Lantern) y es una buena contraparte de Shazam, sin contar que las referencias al Universo de DC están sumamente geniales y nos muestra que todos estos superhéroes existen.
Al final la compañía más oscura puede estar alegre de ya no serlo más y haber aprendido un poco de Marvel, aunque sin parecerse ni abusar de los finales felices. Es un buen comienzo para un universo que ya se había cansado de fallar y por cierto, Shazam no es el único superhéroe que veremos.
