La primera vez que escuché sobre David Bowie fue a los 10 años cuando un grupo de amigos discutía sobre la existencia de seres de otros planetas y que estos se disfrazaban de personalidades famosas para poder estudiarnos de forma más constante. Ahí salió el nombre de Bowie, un cantante que solía escribir sobre su vida en el espacio y cuyos penetrantes ojos provocaban esa duda de si era este planeta, por lo que al tener 10 años no era complicado pensar que el tipo en verdad era un alien.
Posteriormente me clave mucho con esa idea y empece a comprar algunos discos para descubrir mensajes ocultos, analizaba las letras con amigos e inclusive checabamos la música y sus presentaciones en vivo para saber que era lo que lo hacía tan especial.
Ya en la secundaría y preparatoria deje las teorías y empece a simplemente disfrutar su música, canciones como Heroes me hacían querer ser mejor persona y conseguir mis sueños, también me ayudo mucho en comprender que todos somos cool por más extraños que seamos y que eso estaba bien.
Bowie cambiaba cada vez que lo veía, nunca se podía quedar en paz, en un momento componía canciones que te transportaban a una galaxia distinta y de repente lo veías como crítico de baile en Zoolander.
Muchas películas que llegue a ver con los años se volvían mejores porque tenían alguna pieza de su autoría, siempre sabía que decir en el momento perfecto y nunca fue alguien de quien se hablara por su vida personal o por lo que hacía fuera de cámara.
Su partida provocó una gran tristeza en mi corazón porque fue como si se fuera mi mejor amigo, no me considero un experto en su vida o en ese tipo de cosas, sin embargo es como si el soundtrack de mis 27 años se quedara sin esa pieza fundamental y esa voz que la hacía tan especial.
Hasta luego Major Tom, gracias por caer en esta tierra y espero que continúes tu odisea por el espacio.
